INTRODUCCIÓN
El Taller Básico de Pintura 1 y 2 se inscribe en los planes de estudio de las carreras de
Profesorado en Artes Plásticas y Licenciatura en Artes Plásticas de la FDA, y comprende los dos
primeros niveles del trayecto troncal de la orientación específica en ambas carreras de grado.
Se propone como un ámbito para que las y los estudiantes puedan apropiarse de los
conocimientos que hacen a la disciplina, construyan herramientas para su desarrollo artístico y
comiencen a orientar el perfil de su actividad profesional.
El programa para el Taller Básico de Pintura 1 y 2 está pensado en estrecha articulación con el
nivel 3 y con el Taller de Producción Plástica de la orientación, así como con el resto de las
asignaturas que integran los planes de estudio. La totalidad de las materias por las que transitan
las y los estudiantes en su formación de grado requiere ser pensada como un conjunto coherente,
en donde los distintos saberes deben trascender sus compartimentos para articularse en la
construcción del conocimiento.
Nuestra propuesta se basa en una noción amplia acerca de la pintura como manifestación artística
en la contemporaneidad. En este sentido, el Taller Básico de Pintura 1 y 2 se posiciona como un
espacio proyectual en el que lo propio y específico de la disciplina, lejos de entenderse como un
límite rígido impuesto a un campo de conocimiento y de trabajo, es el punto de partida para la
construcción de una mirada sobre el arte y la sociedad.
Creemos que la materia Pintura no debe restringirse al desarrollo de un repertorio de técnicas, o al
trabajo exclusivo sobre determinados soportes y materiales, ni agotarse en la revisión de ciertos
estilos históricos; tampoco ser el lugar de un expresivismo acrítico, ya que toda mirada, por
singular que sea, es siempre construida culturalmente, en diálogo con un contexto y con una
historia. La enseñanza de la pintura en el marco de la formación universitaria de grado supone
indagar, cuestionar y repensar a la disciplina, para contribuir a la construcción de un arte situado
histórica y geográficamente.
En la actualidad, la producción artística se vale de múltiples recursos, herramientas y materiales.
Elegir la pintura, o cualquier otro medio de expresión, no puede ser una decisión ingenua, sino
que debe asumirse como una puesta de sentido inicial en la intencionalidad de la propuesta
estética.
FUNDAMENTACIÓN
Hoy en día ya no es posible creer en la validez absoluta o en el valor intrínseco de ningún medio
de expresión artística en particular. La discusión acerca de la especificidad y de la definición de los límites entre las diferentes disciplinas es algo del pasado.
Hoy la pintura está muy lejos de ocupar ese lugar de privilegio para la producción de imágenes en
el que se situó dentro del sistema moderno de las Bellas Artes.
Se siguen produciendo objetos catalogables como pintura, pero muchas veces sus medios son tan
heterogéneos que hacen evidente la arbitrariedad de tal categoría; otras veces, las imágenes
pintadas desempeñan determinadas funciones que hacen que escapen al criterio de autonomía
que define la concepción dominante acerca del arte. En la actualidad nuestra cultura produce un
número pasmoso de imágenes, y dentro de ese número muchas que consideramos artísticas.
Este último conjunto no está definido por una propiedad o rasgo que se pueda considerar
inmanente a esas imágenes, sino, por decirlo de alguna manera, por lo que se les va a reclamar y
por lo que se va a hacer con ellas: interpelarlas para darle forma a nuestra relación con el mundo.
Entendemos que la actividad artística tiene que ver con la construcción de una mirada singular
que, de algún modo, posibilite una nueva comprensión acerca de nosotros mismos y de las cosas
que nos rodean. Tal esfuerzo puede materializarse en pinturas, esculturas, instalaciones,
performances, ambientaciones, fotografías, películas, videos, videojuegos, ilustraciones, en
diseños de todo tipo, etcétera. Y entre estos campos se establecen permanentemente los más
diversos tipos de relaciones.
A partir de la conciencia acerca de la arbitrariedad de los criterios que rigen la producción de arte,
de la inestabilidad y provisionalidad de los límites disciplinares, la pintura debe ser entendida
como una opción más, y su elección como una decisión estética, ideológica, política.
Por este motivo, nuestra propuesta no se ciñe a la enseñanza de la pintura entendida en términos
tradicionales, sino que toma esa tradición como punto de partida, y apunta a que las y los
estudiantes puedan desarrollar un discurso visual propio, que construyan una mirada singular a
través de la producción de obras en donde todos los aspectos, materiales, técnicos, formales,
temáticos, sean decisiones tomadas con plena conciencia de la intencionalidad que define a toda
propuesta estética.
PROPÓSITOS
Promover la constitución de un/una estudiante-productor/a con un rol activo en el proceso de construcción del conocimiento.
Promover la adquisición de las herramientas técnicas, formales y conceptuales específicas relativas a la práctica de la pintura.
Introducir al/a la estudiante en el conocimiento de los medios y circuitos de circulación de las producciones artísticas.
Propiciar un espacio de intercambio y construcción grupal que permita reflexionar acerca de las formas de enseñar y aprender.
Promover la interdisciplinariedad y la producción colectiva.
Comprender la noción de espacio pictórico como una configuración compleja producto de la interacción de los diversos rasgos y elementos formales de la pintura. Trabajar sobre la construcción del espacio pictórico.
Desarrollar el manejo de los diferentes elementos plásticos, color, forma, textura, atendiendo a la especificidad de la producción pictórica y a la intencionalidad de la propuesta artística.
Comprender el carácter indisociable de los aspectos materiales e intelectuales en la producción pictórica.
Desarrollar un discurso visual singular, situado histórica y geográficamente.
Desarrollar la capacidad de conceptualizar la producción artística propia.
OBJETIVOS
Acerca de la metodología de trabajo
El dictado de la materia se desarrolla en un espacio de producción, reflexión, puesta en común,
debate e intercambio de ideas entre las y los estudiantes y docentes, superando ampliamente la
concepción del taller como el lugar de aprendizaje de un oficio en los términos de una destreza
manual.
Desde esta concepción el taller no es solo el lugar de la adquisición de las herramientas técnicas y
formales de la pintura, de la experimentación y la investigación con los diferentes materiales,
procedimientos y operaciones involucradas en la producción de imágenes, sino también el espacio
para compartir experiencias en torno a la construcción de la obra, tomarla como objeto de la
reflexión y del debate, y ponerla en relación con otras manifestaciones artísticas, teóricas y
críticas. Asimismo, dentro de esta modalidad de trabajo resultan fundamentales los momentos
expositivos, en donde el o la docente desarrolla los contenidos y plantea los interrogantes y
problemas que darán pie al trabajo, aportando ejemplos y estableciendo relaciones que permitan
ampliar el horizonte de las y los estudiantes acerca de los temas en cuestión.
El taller es el lugar del contacto y del trabajo directo con la materia, en un diálogo constante entre
el pensamiento y la acción. Cuando una idea se materializa, lo que en realidad aparece es algo
nuevo, distinto a la idea inicial y a la materialidad con la que se trabajó. Este es un proceso
complejo que requiere ser abordado como totalidad.
Por este motivo, esta modalidad de trabajo supone de un alto nivel de compromiso, tanto de las y
los estudiantes como de las y los docentes, ya que no se trata de la adquisición de un
conocimiento que se posee enteramente de antemano para ser transmitido, sino verdaderamente
de un proceso de construcción cuyo resultado tiene siempre una cierta medida de imprevisibilidad.
Es importante destacar que se promueve el trabajo colectivo, no solo en las instancias de análisis
y discusión, sino también en la producción misma, generando un corrimiento de la tradición que
entiende a la pintura como una actividad individual: desde la situación más corriente de una
exposición grupal, hasta casos en los que la autoría llega de algún modo a disolverse, pasando
por las obras en colaboración, la pintura se manifiesta en la contemporaneidad de múltiples
modos que ponen en crisis la idea del pintor como artista solitario consolidada hace varios siglos.
A lo largo del año, cada contenido o problema a abordar es inaugurado con una clase expositiva,
en la que el Profesor Titular o los Adjuntos desarrollan el tema en cuestión a partir del material
bibliográfico seleccionado y del análisis de ejemplos visuales y audiovisuales. Las consignas de
trabajo tienen como eje central la producción de obra, pero también incluyen la reflexión escrita
así como ejercitaciones que apuntan a la mejor comprensión de los temas y al desarrollo de
herramientas específicas. Durante las clases de trabajo el equipo docente de la cátedra realiza un
seguimiento individual del proceso de trabajo de cada estudiante, pero también genera
permanentemente situaciones de intercambio y puesta en común con la totalidad del curso. Las
clases del taller se estructuran con una apertura y un cierre por parte del equipo docente a cargo
de cada comisión. En estas instancias, que sirven de marco a la clase, se sintetizan reflexiones
acerca de los temas trabajados, se señalan avances, problemas y diversas situaciones que se van
presentando a lo largo del proceso y se profundiza en el tratamiento de la bibliografía
seleccionada para cada bloque.
Cada uno de estos bloques de trabajo culmina con una instancia de presentación de las
producciones y una evaluación parcial.
Acerca de la evaluación
Si bien, como se dijo anteriormente, cada bloque de contenidos concluye con una instancia de
entrega de las producciones, cabe subrayar que dentro de esta modalidad de trabajo la
evaluación se realiza permanentemente: los resultados no se entienden independientemente del
proceso que les dio lugar, de modo que la asistencia, la participación en clase, el compromiso con
las actividades propuestas, la lectura de la bibliografía, son aspectos fundamentales a ser
evaluados junto con la producción que constituye la síntesis de ese recorrido.
Las entregas parciales son entendidas como instancias de exposición y puesta en común, donde
la devolución no parte únicamente del equipo docente sino también del resto del curso, e incluyen
asimismo actividades diseñadas para promover las preguntas, la reflexión y el intercambio entre el
grupo. Encarar así la evaluación, de un modo abierto y colectivo, parte del reconocimiento de esta
instancia como una más, y muy importante, en el proceso de construcción del conocimiento, como
una instancia de aprendizaje, y no como un momento de constatación de saberes adquiridos.
Evaluar solo lo que ha sido enseñado, explicitando los criterios y evitando caer en un juicio de
gusto necesariamente sesgado, o en cualquier tipo de dogmatismo estético, constituye el eje de
nuestra mirada sobre la evaluación.